16 agosto 2011

PASANDO LAS HORAS


Bajo el cielo plomizo
de un ansiado invierno,
recoges los trozos de tu vida
para intentar recomponerla.

Los días pasan sin reparo,
con el descaro de saberse
ajenos al dolor que sientes
por ese amor perdido.

Tu eterna lucha
no da más de si,
sabías que era difícil
pero no cejaste en tu empeño.

La esperanza, 
es lo último que se pierde,
lo proclama la gente
a los cuatro vientos.

¿Qué se hace cuando
la sientes perdida?
Volverte a levantar
y poner un parche más a tu corazón.

Cuando llevas ya tantos,
que más da uno más,
siempre los podrás lucir
como si fueran heridas de guerra.

Una guerra que nadie gana,
todos pierden,
las cicatrices quedan
como muestra de la encarnizada lucha.

Sientes que no puedes más
pero ahí estás,
pasando las horas
con el corazón en las manos.

¿Qué hacer con él? 
Con angustia en la garganta
lo proteges como puedes,
aunque te quedes en el intento.

(KANET)


 



3 comentarios:

  1. Resulta triste, tal vez decepcionante, saber que por mucho empeño que se ha puesto en la consecución de un fin la batalla ha resultado perdida después de todo. Todas las esperanzas puestas en el deseo de una victoria, todo el empeño y el esfuerzo realizados... y al final nos quedamos con menos que de lo que teníamos al principio, pues sentimos que se ha dado tanto que continuar exigiría un esfuerzo que no sabemos si podremos llevar a cabo. Hemos consumido todas las fuerzas, todo nuestro espíritu... y ahora tenemos las manos vacías una noche más.

    Mencionas las cicatrices del alma, que si bien son la prueba evidente de las luchas acometidas y de nuestra propia supervivencia, no dejan de doler ante el simple recuerdo de lo que las infringió.

    Recomponerse es duro, lamentable a menudo, mas andando se hace camino y de las experiencias adquiridas el espíritu se va forjando. Nada más resta decir a un alma herida y en proyecto de recomponerse.

    Un beso y feliz semana.

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  2. Tus entradas tienen la facultad de llegar al fondo del corazón porque están contadas desde la misma esencia de motor que riega de sangre nuestra vida. Aparte, tu maravilloso trabajo con las piezas musicales y las imágenes le aportan un añadido más íntimo y sensible si cabe. Hoy, al leer esta entrada y escuchar el piano eterno de Raúl di Blasio y esta canción preciosa, las fibras sensibles no pueden dejar de vibrar de estremecimiento ante tal derroche de conocimiento de la vida. Yo, personalmente, puedo verme reflejado en tus letras, en algún momento puntual de la vida y como yo, me atrevo a afirmar que todo el mundo se ha visto involucrado en alguna ocasión en una guerra que, aún teniéndola perdida de antemano, ha querido lucharla, porque pensaba que merecía la pena, porque la locura romántica invita a pensar que hasta que no se deje de respirar, el sueño no termina. Y aquí lo expresas con una elegancia que es para quitarse el sombrero.

    "La lucha eterna no dio más de sí, y no se cejó en el empeño." Poco más se puede añadir para sintetizar la esencia del mensaje que yo he entendido en tu poema. Luchar hasta que no quede sangre que derramar y aún después seguir luchando, porque aún hay gente que cree en los sueños, porque se está dsipuesto a todo para lograrlo y los que se rinden, o ante la mínima dificultad huyen, están condenados a una vida vacía y yerma, porque los sueños pasan y se van, y se alejan y el cobarde se queda quieto, haciendo oídos sordos a lo que el corazón está gritando.

    Suerte al protagonista de este poema y a todos los que luchan por un sueño y pierden. Pero al menos han luchado. Con tu permiso, mariposita azul, dejo unas palabras que se recitaron la noche del sábado en el recital que hicimos los locos ambulantes en el mirador con la luna llena:

    "Querer a quien no te quiera
    es un bonito querer,
    pues querer a quien te quiera
    se llama corresponder
    y eso, lo hace cualquiera".

    Los que hemos luchado por un sueño en algún momento de la vida, sabemos que estas palabras encierran una gran verdad.

    Un beso enorme, mi querida amiga, y no sabe cómo me alegro que la máquina de la inspiración siga funcionando a pesar de la escasez de tiempo. Y con cosas tan maravillosas como ésta.

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  3. No, no, si se tiene el corazón en las manos se tiene todo, el latir, el hincharse, el desinflarse, el vibrar, el saltar, en definitiva... el latir y el vivir... Es bueno llevar siempre el corazón en las manos... siempre... es la generosidad suprema... el amor máximo... Bss... amiga

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