Ahí estabas tú,
a las puertas de mi existencia,
donde todo era oscuridad,
sin saber si llamar era una buena idea.
Llegaste fulgurante,
seguro en tu propia inseguridad,
con el abrazo de quien te quiere bien,
con esa palabra temerosa,
incluso del aire que la roza,
con esa sonrisa amable
que te inspira confianza.
¿Qué puede salir mal?
Sin saber como,
el destino se hizo presente,
el brillo de tus ojos,
tu piel morena,
el hombre destacó con cada latido.
En el vacío de la espera,
sentí el cálido arrullo de tu voz,
que vagaba de un lado a otro,
que envolvía mi mente,
me ofrecía calma y sosiego,
sin saber muy bien cómo
me llevabas hasta el amanecer,
no uno cualquiera,
el nuestro.
Eras luz acariciadora,
entre la prudencia y la realidad,
abrumadora certeza de mis sentidos,
que hablaban por mi sin mediar palabra.
Ahí estabas, temeroso,
pero de convicciones firmes,
diciéndote a ti mismo.
¿Qué puede salir mal?
(Kanet)
Nada puede salir mal, a no ser que no lo intentes.
ResponderEliminarBesos.
Muy bien dicho, el no lo tienes, hay que ir a por el si. Ese razonamiento sirve para todo.
EliminarUn beso Alfred
Con amor las cosas siempre salen bien.... Saludos amiga.
ResponderEliminarExacto querida, asi es.
EliminarBesos Sandra
¡¡Qué amor más bonito¡¡
ResponderEliminarBesos.
Gracias mi princesa 🤗
ResponderEliminarUn beso 😚
Hola precioso blog y letras. Saludos
ResponderEliminarHola pasaba saludar!!!!
ResponderEliminarTe cuento que abrí un blog de haikùs y voy a dejar los otros puesto que no me da el tiempo para todos.
Espero verlos allì, un beso enorme y un abrazo.
PD: ESTE ES MI ÚLTIMO Y ÚNICO BLOG DE AQUÌ EN MÁS. TE SIGO CON ESTE NUEVO PERFIL.