La calma está tensa y es conforme la nada que la envuelve y sujeta, pero nadie es ésta, ni aunque vistiera de uniforme y fuera inmensa, para afinar mi guitarra ni para decirme hasta dónde he de elevar mi propuesta o he de abrir mi sonrisa; ni para marcarme una pauta o establecer mi contexto.
La calma está tensa y herida por un hado que la aplana y que la apresa en el aire denso que respira. Una calma tensa y herida por un nada que somete, ese nada que es algo que no ansío en mi vida, pues no promete y que, sin embargo, se mete y orienta, eso parece; ese algo que no es querido y que se padece, pues ocupa siempre el vacío de donde ya nada se siente.
La calma está tensa porque nada la envuelve, y la inquieta, porque “nada” es la nube que no moja ni seca pero que apaga colores, que silencia los trinos y desvela a mis sueños.
Pero “nada” no es nadie ni algo, ni origen ni destino, aunque transite, a veces, por las calles, pues yo la veo cuando salgo perdido. No es nadie ni algo, ni poco ni mucho ni, tan siquiera, un contexto. Nada no es esto. Nada no es algo como del nacer el llanto, como la ilusión de un beso o como del morir el canto. Nada no es eso, ni siquiera un proyecto, ni es aire ni viento que toco o que escucho, o que siento, sino sólo un pretexto del no ser, un vacío instrumento.
“Nada” no tiene nombre, ¡¿para qué, si a nada responde?!. “Nada” no tiene nombre porque no es el porqué ni el dónde, ni el cuándo, de cuando la ilusión se esconde. “Nada” no tiene nombre, además, porque mis comillas se lo comen.
Pero “nada” es una dama y hay un alguien que la quiere, sí, porque “nadie” quiere a “nada“, y así se mete ésta, por donde “nadie” la llama. ¿Seré yo “nadie”, de esa estrella el lucero, cuando hay nada cuando busco y nada cuando espero, y siempre nada a mis ojos, como un pez, un cielo para nada, y siempre nada, su nombre, en mi sombra, y siempre nada, su nombre, en los mares, y siempre nada, su nombre, es conforme…?
Mas nada me falta, pues “nada” no es nada ni nadie cuando te siento, y se aparta, porque tú eres el todo, y eso es mucho, porque llenas el hueco tan grande de algo tan poco. Cuando mi alma está llena y la ilusión me rodea no hay “nada” que estorbe, sólo hay nada por fuera, que nadando se aleja como una noche de nada cualquiera.
(JON24)
Me ha parecido un texto complicado a la hora de darle vida a través de la palabra escrita, por eso que felicito a Jon por el labor llevado a cabo a la hora de crear esta entrada de hoy. En plan acertijo y como quien resuelve algún enigma indescifrable y a la vez sumamente fácil de interpretar me quedo con este fagmento, para mí el más bello y el de más hermosa y cercana interpretación:
ResponderEliminar"Pero “nada” es una dama y hay un alguien que la quiere, sí, porque “nadie” quiere a “nada“, y así se mete ésta, por donde “nadie” la llama. ¿Seré yo “nadie”, de esa estrella el lucero, cuando hay nada cuando busco y nada cuando espero, y siempre nada a mis ojos, como un pez, un cielo para nada, y siempre nada, su nombre, en mi sombra, y siempre nada, su nombre, en los mares, y siempre nada, su nombre, es conforme…?"
Me ha gustado, y me ha encantado el aspecto laberíntico de la prosa.
Felicidades a Jon y besos para Kanet. Buen miércoles.
Jon no puedes, mejor, no debes evitar que siempre el amor fluya en tus letras, tus líneas que comienzan lastimeras en oda nostálgica a Nada se convierten como no puede ser menos en pos de tu propia naturaleza, en amante de Nadie, y así Nada y Nadie se hacen mundanos a través del amor y se aman nadando en la noche...
ResponderEliminarBss... amigo
Bss... mi Kanet.
Espero que no se haya esfumado... por favor!!!
ResponderEliminarPD me refiero al comentario!!! Mañana veré... Bss
Eres un artista, Jon.
ResponderEliminarCogiendo mi mano y le doy un beso y en un soplido te lo mando por el cielo.