late escandalosamente un corazón,
que se desvive por amarme,
por sentirme cerca.
La vida somos nosotros
y merece la pena vivirla en toda su poesía,
nos gusta como suenan sus rimas,
sus cálidos versos,
sus sonetos o sus acrósticos,
cada una de las líneas escritas
sobre nuestras pieles.
El susurro de tu voz se mezcla con el deseo
que recorre nuestros cuerpos,
haciendo que ese corazón lata furioso.
Me gusta oír su canto a la vida,
compás por el que me desvivo,
lo mantengo cálido
y en perfecta sintonía con el mío.
Con ternura, delicadeza, con dulzura,
mi mano acaricia tu pecho
donde vive mi alma aferrada a tu corazón.
(Kanet)
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