Porque yo te quise tanto
en las noches congeladas
de las calles marginadas
donde reinaba el espanto,
hoy de sangre son mis lazos
que me amarran a tu abrazo.
Telaraña de tus besos,
hebras finas, luz de miel
y es que el roce de tu piel
permite salir ileso
del volcán de fuego eterno
de tus ojos del invierno,
tan hermosos, tan oscuros,
nunca estuve tan seguro
de quererlos para siempre
porque hacen que yo tiemble
y supere aquellos muros
de los tiempos y distancias
que se curan con las fotos
que arregló los sueños rotos
y la falta de fragancia
que hace falta en el hogar
para hacer complicidad
de las cosas más pequeñas,
como verte amanecer,
como tazas de cafés
que se llenan mientras sueñan
discurrir entre dos labios
arreglando los agravios
con tan solo una mirada.
Como ser el centinela
y el guardián de la candela
cuando llega la alborada,
del navío de tus sueños
donde crecen mis empeños
para verte desarmada.
Hermoso y profundo deseo por estar al lado de la amada cuando nace el nuevo día, saber que tienes lo que más quieres a tu lado, para que ningún invierno más se cebe en tus huesos, ni mucho menos en tu alma.
ResponderEliminarBonito, bonito mi querido poeta sureño :)
Besos agradecidos muasssssssss ♥♥ TKMMMMM
Una muestra más de que el movimiento y la acción es la mejor de las medicinas para combatir el hastío y la rutina. Cuando se quiso tanto a alguien en las noches congeladas, ahora, que la situación es mejor, que hay un techo de estrellas para refugiarse del frío, hay que seguir con el empeño para mantener viva la llama.
ResponderEliminarGracias, mi mariposa azul, por tanto ^_^. Besitos grandes desde este sur donde ahora sí, tu amigo del alma ya se ha desatado y que el Señor nos coja confesados. Que tengas un día lleno de sueños cumplidos.