Empieza a llover fuerte.
Te abrigas en las sábanas, tranquila,
y yo tengo la suerte
que el sol de tus pupilas
nos llena de una estrella que titila
en el fuego encendido
del amor que sentimos al mirarnos
olvidando al olvido,
porque antes de encontrarnos,
porque antes de poder acariciarnos
la vida no era vida.
Llueve y llueven los besos de tu boca
que curan mis heridas,
con la luz que provoca
la magia cada vez que tú me tocas.
****** CUANDO UN SENTIMIENTO PUGNA POR SALIR, NO LE NIEGUES LA LIBERTAD ******
KANET
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03 junio 2014
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Hermoso Juanjo tu poema.
ResponderEliminarEs verdad que un roce en la piel puede llegar al cerebro convertido en sunami.
Un abrazo.
André
Y llenar un día negro de luz. Y provocar una lluvia capaz de secar las lágrimas... Y tantas cosas, Andrés, tantas cosas.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, amigo. Que tengas un día lleno de cosas bonitas. Un abrazo grande.